Los colgados

Colgar o engavetar un proyecto de ley es una práctica usual que permite a los partidos políticos manipular, bajo el pretexto de defender la política pública de turno, el avance de medidas importantes que puedan alterar el curso normal de su plan de gobierno. Sin embargo, congelar 19 millones de dólares para distribuirlos entre Organizaciones sin fines de lucro, que han sufrido reducciones notables en donaciones, es inadmisible. Es un golpe a las poblaciones impactadas y a la empleomanía que ofrece estos servicios.

Aunque la presidenta de la Cámara de Representantes, Jennifer González, criticó la acción; sus expresiones fueron dominadas por un discurso débil y “políticamente correcto”. No mencionó a sectores que a estas alturas no han recibido respuesta sobre otorgación de fondos de agencias federales, como es el Centro de Control y Prevención de enfermedades (CDC). Particularmente, organizaciones dedicadas a la prevención del VIH/SIDA/ITS como es el caso de Coaí, Inc., entre otras. No cabe duda que aún resulta incómodo mencionar la población que vive con VIH/SIDA; a consecuencia del prejuicio moral intrínseco a preceptos religiosos que condenan la sexualidad humana. Asimismo, tampoco mencionó a la población de usuarios de drogas intravenosas, igualmente susceptibles a la transmisión del virus. El terror santo continúa constándonos vidas.

Actualmente no tenemos centros que operen 24 horas para ingresar a tratamiento a adictos. Esos fondos facilitarían la posibilidad de implementar estos servicios. El presupuesto pasó nuevamente dejando olvidados los sectores más desaventajados. No debería sorprendernos puesto que el gobierno ha reducido fondos a oficinas que brindan servicios a adictos bajo el incierto espectro de AMSSCA. Como consecuencia, se espera que privaticen los servicios de metadona para venderles buprenorfina cuyas contraindicaciones provocan deficiencias hepáticas y respiratorias.

Los colgados aún esperan sobre el patíbulo, como los proyectos de ley, que no suelten la soga.