Sobre el autor

Mi foto
Puerto Rico (1986). Juris Doctor, Universidad de Puerto Rico. B.A. en Literatura Comparada, Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez. Entre sus publicaciones destacan: Estoicismo profanado (2007), premiado por PEN Club de Puerto Rico y El imperio de los pájaros, (2011). Es columnista de la Revista Cruce y realiza estudios doctorales en Filosofía y letras en CEAPR. Se ha desempeñado como educador comunitario. Varias noches vagó por las calles de algún punto de la isla ofreciendo condones, jeriguillas limpias y pruebas de VIH.

Sobre mi poesía

“Echevarría Cabán reintroduce en el país una poesía indagatoria cuyo realismo imaginativo se encamina hacia una estética experiencial imaginística como posible paradigma de nuestra literatura más actual”

–Alberto Martínez Márquez


"Indudablemente, la poesía de Abdiel Echevarría es un reto a la normalidad de una conciencia tradicional"

–Rafael Colón Olivieri


domingo, diciembre 17, 2006

Mi cocina se rebela

Siento que mi cocina se rebela contra mí. No sé porqué ni cuando dejará esa actitud hostil y es que no es que la odie tanto. Bueno sí la odio, pero soy yo quien la puede odiar, no ella a mí. No es que no me sienta bien en la cocina, en circunstancias diferentes por ejemplo de glotón, no de amo de casa. No es que no me sienta realizado cada vez que friego, al contrario siento que se culpe una vez más la meta del día, me siento completo, con ganas de llevarme al mundo de frente, si no fuera por que a los cinco minutos la trastera crece como un cultivo de bacterias alocadas con ansias de enfermar a alguien. Y lo logran me enferman, las odio como nunca he odiado algo. Las manchas de grasas se me meten por la uñas, las salivas de yo no sé cuántas personas y yo enjuagándolo. Es horrible, desastroso. Para colmo, la cocina se rebela, nada funciona, ningún aparato eléctrico, o cuando me les acerco me electrifican, son sádicas ésas máquinas. Mi marido, bueno, mi amante me dijo que se encargaría del asunto de la corriente, todavía lo estoy esperando, hubiese aprendido con mi padre, pero uno siempre hace lo que quiere, no lo que le sirve. En fin, ya hasta siento que los cuchillos se elevan apuntándome al corazón, pero es sólo mi paranoia. Ya ni quiero entrar, pero entraré, él espera la cena.

****

-Lo encontramos ahí tirado, porque nos informaron de la peste a humo.
-Sabe cómo llegó ahí.
-Sólo dice que su cocina lo atacó.

3 comentarios:

Sonia Marcus Gaia dijo...

La cocina es un hipopótamo ñoño con uñas. Sólo córtaselas y procura esconder los cuchillos bajo la estufa...
por si las moscas.

saludos
sonia

Xavier Valcárcel dijo...

algo de encantador tiene la trastera. pero esta imagen suma a la del lapachero con larvas de moscas y gusanillos naciendo de la fetidez me dan asco.

a propósito. me gusta eso de que la cocina ES un hipopótamo ñoño con uñas.

un saludo desde el tendido

Ana María Fuster Lavin dijo...

Tus historias de cocina --recuerdo a ver leído una tuya anterior con los personajes culturavivenses muy muy bueno-- son extraordinarios... agh, cuando te vaya a visitar espérame afuera.
un abrazo