Sobre el autor

Mi foto
Puerto Rico (1986). Juris Doctor, Universidad de Puerto Rico. B.A. en Literatura Comparada, Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez. Entre sus publicaciones destacan: Estoicismo profanado (2007), premiado por PEN Club de Puerto Rico y El imperio de los pájaros, (2011). Es columnista de la Revista Cruce y realiza estudios doctorales en Filosofía y letras en CEAPR. Se ha desempeñado como educador comunitario. Varias noches vagó por las calles de algún punto de la isla ofreciendo condones, jeriguillas limpias y pruebas de VIH.

Sobre mi poesía

“Echevarría Cabán reintroduce en el país una poesía indagatoria cuyo realismo imaginativo se encamina hacia una estética experiencial imaginística como posible paradigma de nuestra literatura más actual”

–Alberto Martínez Márquez


"Indudablemente, la poesía de Abdiel Echevarría es un reto a la normalidad de una conciencia tradicional"

–Rafael Colón Olivieri


viernes, agosto 16, 2013

Cuando te cuente de mi dolor

para papi 

Cuando te cuente de mi dolor, no trates de consolarme. Hay cosas que necesitan estar rotas para seguir viviendo. No trates de diagnosticar un trauma. Freud ha dejado de preguntarse si esto es un ápice de la libido y siempre luce más hermoso encanecido en las palabras ardientes de Lacan. Los poetas nacen enfermos, estamos enfermos de belleza, encontramos belleza en las vísceras dispersas de un perro atropellado en el pavimento. Comenzamos a recordar su vida, a preguntarnos ¿qué fue de su vida a la intemperie? A veces te veo en la sonrisa temerosa con que reciben la muerte. Hay algo que se traza en una historia que no puede repararse. Hay dolores que nos acompañan hasta la felicidad y se acuestan con uno. Uno nunca olvida los ojos opacos, de pescado muerto, cuando la vida se escapa. Ese fue tu último recuerdo y tu última lección. Así te fuiste entre mis brazos pelando con la vida. Me tocó a mí arrullarte la muerte cuando debiste arrullarme de niño perdido entre oscuridades. Al menos uno de los dos supo de arrullo. Aprendimos a vivir en la indefensión, contra la cárcel ausente que llevamos en los barrotes del cuerpo. Cuando te cuente de mi dolor déjame con mis pestes un rato. No dejes que me joda, pero huele la oquedad de esta peste ardiente. A ti también te toca. Cuando te cuente de mi dolor, no trates de consolarme, hay cosas que necesitan estar rotas para seguir viviendo… 


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