Lógica anti-cool
por el zietgeist en un momento de rabia
Hoy se me acaba de ocurrir
despedirme de las metáforas Woolfkianas;
despedirme de Virginia que está pasada de moda,
porque la literatura es una moda que se ajusta a la permanencia,
y los escritores se me ocurren muy pronto
desfilando por pasarelas, vistiendo excéntricos atuendos
que en segundos dejarán de serlo y nadie los usará.
Tal vez, pronto muy pronto modelarán
con las portadas de sus libros impresas en alguna parte “estratégica” de la tela
–no por accidente fortuito localizaremos su geografía-.
Y me sentaré al frente de una plaza e invitaré a un burgués a filosofar
sobre la inutilidad del marxismo para que un fotógrafo
desarticule nuestros rostros en breves píxeles.
Esto creo se lo debemos a Andy Warhol,
pero a él no lo resiento que ha sido el primero y no la copia.
Porque reconocer la copia es otra manera de ser original.
Y la verborrea: las plumas se enroscan como el humo
infeccioso de la lluvia ácida es un invento,
el calentamiento global también.
Hoy no tiene sentido cagarse en dios
que lo dejen morir en paz de una buena vez.
Hoy un gato aferrado desesperado
a la espalda de dos amantes en la calle
en pleno proceso de fabricación
es un acto de pura condolencia.
Y sé que este poema es un pedazo de estiércol,
pero al menos, seamos francos,
el arte, siempre se ajusta al espíritu de los tiempos.
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