Sobre el autor
- Abdiel Echevarría Cabán
- Puerto Rico (1986). Juris Doctor, Universidad de Puerto Rico. B.A. en Literatura Comparada, Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez. Entre sus publicaciones destacan: Estoicismo profanado (2007), premiado por PEN Club de Puerto Rico y El imperio de los pájaros, (2011). Es columnista de la Revista Cruce y realiza estudios doctorales en Filosofía y letras en CEAPR. Se ha desempeñado como educador comunitario. Varias noches vagó por las calles de algún punto de la isla ofreciendo condones, jeriguillas limpias y pruebas de VIH.
Sobre mi poesía
“Echevarría Cabán reintroduce en el país una poesía indagatoria cuyo realismo imaginativo se encamina hacia una estética experiencial imaginística como posible paradigma de nuestra literatura más actual”
–Alberto Martínez Márquez
"Indudablemente, la poesía de Abdiel Echevarría es un reto a la normalidad de una conciencia tradicional"
–Rafael Colón Olivieri
domingo, diciembre 10, 2006
Tanta grandeza
Tanta grandeza de tus labios bebí.
Hoy con el recuerdo en las manos,
que hallo solo e inerte me revela
luz, sombra, flor y piedra.
En esos nombres pude hallar algo de mí;
lo que quedaba de esa grandeza que me bebiste
cuando los ojos sólo podían ver las
lunas que se escondían en tu frente.
Tal vez si nadara en los continentes pudiera
encontrar solución al oxímoron
que naufraga en los mares de tu cuerpo
recorridos tantas veces
con mi aliento, ventarrón que refrescaba.
Hoy ya no tiene sentido pensarlo
y es por eso que lo pienso
sólo pensamos cuando ya no tiene sentido hacerlo,
ya cuando los aguaceros han anegado todo
lo salvable del horizonte.
Aquél que veíamos morir cada noche
en vela en vilo en sombra
y nacía visitante efímero de las mañanas,
levitaba el día entero en busca del punto final
que nunca se alcanza y lo he aprendido, tarde y temprano
si es el horizonte lo que se busca.
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Tal vez si nadara en los continentes pudiera
encontrar solución al oxímoron
que naufraga en los mares de tu cuerpo
recorridos tantas veces
con mi aliento, ventarrón que refrescaba.
uff.
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