Sobre el autor

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Puerto Rico (1986). Juris Doctor, Universidad de Puerto Rico. B.A. en Literatura Comparada, Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez. Entre sus publicaciones destacan: Estoicismo profanado (2007), premiado por PEN Club de Puerto Rico y El imperio de los pájaros, (2011). Es columnista de la Revista Cruce y realiza estudios doctorales en Filosofía y letras en CEAPR. Se ha desempeñado como educador comunitario. Varias noches vagó por las calles de algún punto de la isla ofreciendo condones, jeriguillas limpias y pruebas de VIH.

Sobre mi poesía

“Echevarría Cabán reintroduce en el país una poesía indagatoria cuyo realismo imaginativo se encamina hacia una estética experiencial imaginística como posible paradigma de nuestra literatura más actual”

–Alberto Martínez Márquez


"Indudablemente, la poesía de Abdiel Echevarría es un reto a la normalidad de una conciencia tradicional"

–Rafael Colón Olivieri


miércoles, febrero 15, 2006

Poeta invitada


Poeta invitada
leticia ruiz rosado

Leticia Ruiz Rosado nació en Mayagüez Puerto Rico posee una maestría en Estudios Hispánicos de Middle Bury Collage (Madrid) es Catedrática Asociada de la UPR en Aguadilla, editora de las revistas literarias: Identidad y el Cuervo, poetisa, crítica literaria y prologuista. Su primer poemario Pieza extraña, rara y difusa fue publicado en el 2004 como una publicación de autora. Su segundo está en prensa bajo el sello de Terranova Editores, Te vi, luna. Actualmente trabaja en la edición una antología puertorriqueña titulada Poesía en el tiempo… Revisa toda su poesía inédita y reseña los poemarios: Estación Delirio de Edgar Ramírez Mella y El Libro de las sombras de Ana María Fuster Lavín. Próximamente publicará su Blog: Te vi, luna.



ESOS OJOS PENETRAN CERROJOS


En aquel café

Bésala
bésale
la espalda
y el cuello…
Abrázala. Abrázala
como ayer…
en aquel café
la rada se escondía al alba.

En tu barba

Adora el perfil
de tu cara…
cuánta hidalguía
se pinta en tu barba
déjala acariciarte
déjala acercarse
a tu magia.

Esos ojos queman

Esos ojos queman
miradas.
Esos ojos penetran
cerrojos
del alma…
Esos ojos
se le enroscan
entre sus sábanas blancas.


Déjala

Ay… indio
Cuántos miedos
Junto a su cama
Déjala enredarse
entre tu barba
de plata…
déjala besarte…
se quema su casa.

En cinemascope

Ay que la mirada
se le mete
en el alma
En cinemascope
la mirabas
en cada parpadeo
de poesía…

la muerdes, la tallas.

Se quema tu alma

Ay indio…
enróscate entre
sus piernas…
se quema su alma,
el cervatillo vuela
y en cada copla
anuncia tu venida a su estancia.


Meteoritos


Meteoritos en su vientre virgen
estallan…
son miles… que
en su bajo vientre
le impregnan
…cánticos de vos
la quemaban…
e incendiaban
lunas… cuántos meteoritos
la besaban… al alba.


La cueva… su brasa

Misionero a vos
esta estrofa tan parca:
estremeciste los
rescoldos, sus entrañas;
entreabriste cinceladas de luz
en su casa; descubriste
soberanos duelos
aquéllos los que tortura y abaten
la cueva… su brasa.

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Entraña entretela citadina

Es este desierto
hábitat desde un exilio
entre drogas y balas
plasmadas en canvas
circo de velos, cautiverio de lienzos y velas.

Estancias vacías
de elucubradoras esperas
la lira se pierde
entre robles de paso, sin luz, sin linterna.

Entre rejas se duermen
no canta el pequeño
cantor, extinto de un pueblo:
eco sin luna en hipócrita guerra.

Arman cajones y
fachadas de vidrio,
vitrales a destiempo
en ciudadela sin adoquines
rojos o azules zapatos
una historia sin señas ni prendas.

¡Ay! caminitos sin plazas…
catapultan hedores de asfalto: rostros sin ojos
estrabismo lunar ya ni el sol acuarelas colorea.
¡Cuánto dolor, cuánto espanto!
en las calles de mi tierra.

Me pregunto iracunda:
habrá albas, atardeceres o anocheceres
sin celda.

¡En la ciudad
que me habita
cuánta extrañeza
el viento colorea!

Contemplo en lontananza
el azul mar que nos rodea…
y alzo mi mirada…
para que ni uno
de mis hermanos se pierda…

Entonces diseño atardeceres tornasolados
medias lunas con tules y flores de estrellas
albas cual rayos dorados sin límites ni cegueras.
y escucho la roca que borda verdes enredaderas
Y el agua que canta junto a los zorzales y a los niños
que juegan entre los robles de mis entretelas…

Ecos de un Mozart lozano…
música azul… resuena…
mientras la frágil fe… sortilegios
de milenarias lunas llenas… corren
mis entrañas sin ataduras mis venas.

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