A la memoria de la Dra. María Teresa Bertelloni,
quien merecía algo mejor. Con mi profundo agradecimiento por sus enseñanzas
quien merecía algo mejor. Con mi profundo agradecimiento por sus enseñanzas
Entre el ser y el silencio
la espiga de una niña
que reparte flores a cada tumba solitaria.
El temblor de una chiquilla que
le teme a las alas
de murciélago de las monjas.
Entre el ser y el silencio
la mujer sueño sacerdotisa de las artes,
obrera de la razón que asume acuestas
las quimeras y las pesadillas del silencio.
Entre el ser y el silencio
esa mujer se mece entre cuartos oscuros
y revuelve los cimientos del mundo.
Cultiva las raíces que nutren las calles por donde
el eco sordo de su aliento refresca.
Entre el ser y el silencio
una estancia de quietud que corre
despavorida por los cauces de un río.
Entre el ser y el silencio
palpita siempre la espiga
de una mujer que es hoja,
y como toda hoja
siempre vuela
marea de fuego
por el viento…
la espiga de una niña
que reparte flores a cada tumba solitaria.
El temblor de una chiquilla que
le teme a las alas
de murciélago de las monjas.
Entre el ser y el silencio
la mujer sueño sacerdotisa de las artes,
obrera de la razón que asume acuestas
las quimeras y las pesadillas del silencio.
Entre el ser y el silencio
esa mujer se mece entre cuartos oscuros
y revuelve los cimientos del mundo.
Cultiva las raíces que nutren las calles por donde
el eco sordo de su aliento refresca.
Entre el ser y el silencio
una estancia de quietud que corre
despavorida por los cauces de un río.
Entre el ser y el silencio
palpita siempre la espiga
de una mujer que es hoja,
y como toda hoja
siempre vuela
marea de fuego
por el viento…
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