Sobre el autor

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Puerto Rico (1986). Juris Doctor, Universidad de Puerto Rico. B.A. en Literatura Comparada, Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez. Entre sus publicaciones destacan: Estoicismo profanado (2007), premiado por PEN Club de Puerto Rico y El imperio de los pájaros, (2011). Es columnista de la Revista Cruce y realiza estudios doctorales en Filosofía y letras en CEAPR. Se ha desempeñado como educador comunitario. Varias noches vagó por las calles de algún punto de la isla ofreciendo condones, jeriguillas limpias y pruebas de VIH.

Sobre mi poesía

“Echevarría Cabán reintroduce en el país una poesía indagatoria cuyo realismo imaginativo se encamina hacia una estética experiencial imaginística como posible paradigma de nuestra literatura más actual”

–Alberto Martínez Márquez


"Indudablemente, la poesía de Abdiel Echevarría es un reto a la normalidad de una conciencia tradicional"

–Rafael Colón Olivieri


martes, julio 31, 2007

Oda inmerecida al silencio por el confort

Oda inmerecida al silencio por el confort

Para esa clase profesional
ignorante que pulula en mi país…


Sufrir en carne propia el silencio no es para
los que nacen sin nada y con todo en las manos.
Y escribo esta oda inmerecida al silencio, mácula de escarnio,
en la punta sifílica de sus sexos erguidos.
Escribo harto de sus pataletas posmodernas,
de locas y locos histéricos con aires de intelectuales divas.
Raras combinaciones de este siglo que se cuaja
en las raíces de un árbol enfermo,
en la punta de un alfiler oxidado.
Escribo a los monjes y las monjas de clausura
en sus monasterios de estado,
baterías alcalinas de vatios ilusorios.
Escribo a sus arquitectos, caldo y decúmano de una célula
cancerosa, anticuerpos que se vuelven contra sí mismos,
víctimas aleves de sus propias lenguas hambrientas de deseo.
Somos una llaga bronceada por el sol
que silente navega a escondidas.
Tripulantes ilegales en yola
hacia un muro de ecosistemas turbios y desolados.
Muchos han dicho: “quien calla es dueño de su silencio”.
¿De qué me sirve deambular dueño de mi silencio?
Callar nos mata el hambre
y el hambre nos mata la carne.
Una carne, vómito de preservativos
que naufragan en los riñones.
Escribo desvariando en la esquizofrenia para muchos
cuando lanzo misiles sin pólvora.
Río neurótico, sí, sobre la tasa de interés que sus casas
pagan para luego valer milésimas de polvo.
Defiendan sus sistemas de valores guerreros de la nada.
¡Búrlense! calladitos o con pataletas sobre sus nubes de plumas
y sus hipotecas milenarias. Mueran empalados de crédito
y sus dignificantes trabajos de oficina.
Mientras otros los asaltan con acta y defunción.
Ignoren los efluvios de este humeante chillido.
Los pobres los estamos viendo, de nuestra mano su burla,
pero a fin de cuentas, más que evidente ya es,
saberlos unos pobres diablos.

2 comentarios:

funilo dijo...

Esta entrada al dispensario de lo efímero merece mucho más, un entramado de protecciones, azul invernadero crepuscular. Que regresen del futuro aquellos sabios olvidados por la inteligencia humana, que nos recuerden estas palabras. Me pregunto por el sentido de nuestro anhelo humano. ¿Cabe ser comprendido sin apoyos extraterrestres?

funilo dijo...

Iván Sopeséns es funilo, espero me comentes tu impresión a mis palabras