Sobre el autor

Mi foto
Puerto Rico (1986). Juris Doctor, Universidad de Puerto Rico. B.A. en Literatura Comparada, Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez. Entre sus publicaciones destacan: Estoicismo profanado (2007), premiado por PEN Club de Puerto Rico y El imperio de los pájaros, (2011). Es columnista de la Revista Cruce y realiza estudios doctorales en Filosofía y letras en CEAPR. Se ha desempeñado como educador comunitario. Varias noches vagó por las calles de algún punto de la isla ofreciendo condones, jeriguillas limpias y pruebas de VIH.

Sobre mi poesía

“Echevarría Cabán reintroduce en el país una poesía indagatoria cuyo realismo imaginativo se encamina hacia una estética experiencial imaginística como posible paradigma de nuestra literatura más actual”

–Alberto Martínez Márquez


"Indudablemente, la poesía de Abdiel Echevarría es un reto a la normalidad de una conciencia tradicional"

–Rafael Colón Olivieri


miércoles, febrero 14, 2007

El espectro de la desigualdad

Ver filmes sobre la guerra siempre me ha trastornado, pero ninguno como Blood Dimond. En éste pude apreciar cuan inmenso es el abismo que nos separa de alcanzar la promulgada igualdad social en el mundo. África es continente en el cual se pueden leer los inicios de la civilización, sin embargo, constantemente se enfrenta una debacle que no mira edades, sexo ni piel y que acaba con miles de vidas. Mientras esto sucede, millones de ciudadanos de países primer mundistas viven a sus anchas sin importarles que suceda fuera de las fronteras de sus seguros hogares. La pandemia del sida, las guerras civiles, el hambre y la desnutrición cobran innecesariamente un alto tributo a las familias africanas. De igual forma en Latinoamérica la heterogeneidad étnica, las luchas de clases marginan a diario a miles de ciudadanos que ante la ley son iguales. Estas luchas y el poder del Money Talks, que se ha vuelto la epidemia más nociva del siglo, nos impone una categorización absurda entre países del primer y tercer mundo. Hasta ese nivel se ha supeditado la desigualdad y el dolor humano que sigue siendo el mismo desde que el mundo es mundo. Lo más irónico de todo este asunto es que el primer mundo no existiría si no fuese por los saqueos a los que han sometido al tercero. En Latinoamérica, desde la explotación minera en Nueva España hasta el incremento de la deuda externa, se han empobrecido naciones ricas, de la misma manera en África. Aunque tengo que reconocer que siguen siendo ricas, ahora el saqueo, heredado de una tradición colonial, se comente por aquéllos que juraron proteger a su pueblo. Finalmente, si no detenemos esta epidemia seguirá saqueando la necesidad que tenemos de alcanzar la igualdad y el bien común.

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