Sobre el autor

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Puerto Rico (1986). Juris Doctor, Universidad de Puerto Rico. B.A. en Literatura Comparada, Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez. Entre sus publicaciones destacan: Estoicismo profanado (2007), premiado por PEN Club de Puerto Rico y El imperio de los pájaros, (2011). Es columnista de la Revista Cruce y realiza estudios doctorales en Filosofía y letras en CEAPR. Se ha desempeñado como educador comunitario. Varias noches vagó por las calles de algún punto de la isla ofreciendo condones, jeriguillas limpias y pruebas de VIH.

Sobre mi poesía

“Echevarría Cabán reintroduce en el país una poesía indagatoria cuyo realismo imaginativo se encamina hacia una estética experiencial imaginística como posible paradigma de nuestra literatura más actual”

–Alberto Martínez Márquez


"Indudablemente, la poesía de Abdiel Echevarría es un reto a la normalidad de una conciencia tradicional"

–Rafael Colón Olivieri


sábado, octubre 11, 2008

Reflexiones acerca de mi madre


Un valor innombrable e inútil, bien cierto,

pero reencontrado en los márgenes

del sueño más remoto…

-Roberto Bolaño

Cuando estás al borde del abismo

apuestas al azar como los rieles

que duermen a la espera del zarpazo

de una rueda violenta.

Es como retornar a ese primer espacio oscuro y abyecto

en que los espejos duermen,

escondiendo el crimen

que transforma la vida.

Es como ser una pluma sin timón

envuelta por las sábanas

que agitan la corriente en la pupila.

Así han sido los pasos de mi madre,

dirigidos por los espasmos que anidan

en silencio, en la espalda de una secretaria desilusionada.

Sus pechos perdidos en el centro de otro centro

atados a las líneas de producción

de una fábrica de escorpiones…

En la pérdida permanece, como el tronco

permanece invadido por polillas…

y podría ser universal su piel escamosa

revuelta en las revueltas domésticas de los años

y podría también morir en cualquier parte…

donde mueren los soldados que mueren con la memoria agotada

succionando el deseo de volver atados al vientre materno.

Han sido los pasos de mi madre como tendidos eléctricos

que oscilan

sobre el viento,

libélulas que en la necesidad del vuelo flotan,

inestables en un mismo punto, inmóviles,

fijos en la fijeza de un silente desvarío

florecido en la fisura de un golpe.

Admiro la fuerza cabal que imprime

sobre la voz que tiembla ante el asedio,

ante el sitio

que un escorpión impone al líquido escurrido

de un veneno derretido en la corriente.

Me asombra su mirada plagada de puentes y puertos infinitos,

porque, como toda mujer, supo resistir en la orilla,

donde todos hombres naufragamos…

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